Qué es la disbiosis intestinal y cómo afecta a tu salud digestiva

A menudo decimos que el intestino es nuestro segundo cerebro, y no es una exageración. En él viven millones de microorganismos que forman la microbiota intestinal, una comunidad de bacterias que cumple funciones vitales para nuestro bienestar. Estas bacterias nos ayudan a digerir los alimentos, fortalecen el sistema inmunitario y hasta influyen en nuestro estado de ánimo. Cuando cuidamos de esta flora intestinal, estamos cuidando también de nuestra salud digestiva y general.
¿Qué es la disbiosis intestinal?
La disbiosis intestinal aparece cuando se rompe el equilibrio natural entre las bacterias “buenas” y “malas” del intestino. Imaginemos la microbiota como un ecosistema: si una especie crece demasiado o desaparece otra, el sistema entero se desequilibra. Este desequilibrio intestinal puede alterar nuestra digestión, reducir la absorción de nutrientes y favorecer la inflamación. En otras palabras, la disbiosis es como una orquesta desafinada: cada instrumento sigue sonando, pero ya no hay armonía.
Causas más comunes de la disbiosis
Existen muchos factores que pueden alterar nuestra microbiota intestinal. Una alimentación pobre en frutas, verduras y fibra es una de las principales causas. También influyen el uso prolongado de antibióticos, el estrés crónico, la falta de sueño o el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados. Incluso los cambios hormonales o un estilo de vida sedentario pueden afectar a nuestra flora intestinal. Todo esto debilita las bacterias beneficiosas y facilita el crecimiento de las que no lo son tanto.
Síntomas y consecuencias en la salud digestiva
Los síntomas de disbiosis intestinal pueden variar mucho de una persona a otra, pero los más comunes incluyen:
- Gases
- Hinchazón
- Diarrea
- Estreñimiento
- Sensación de pesadez después de comer.
- En algunos casos, también aparecen fatiga, irritabilidad o molestias articulares.
Cuando la microbiota no está equilibrada, el intestino se vuelve más sensible y puede afectar a todo el organismo, no solo a la salud digestiva. Recordemos que el intestino está conectado con el cerebro y el sistema inmunitario, por lo que su mal funcionamiento puede repercutir en el estado de ánimo o la energía diaria.
Cómo recuperar el equilibrio intestinal
La buena noticia es que la disbiosis se puede mejorar con hábitos adecuados. El primer paso es apostar por una alimentación saludable: más frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y menos azúcares y ultraprocesados. También es importante incluir probióticos, presentes en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir o el chucrut, y prebióticos, que son fibras que alimentan a las bacterias buenas y se encuentran en el plátano, el ajo o la cebolla. Mantener una buena hidratación, dormir bien y gestionar el estrés también ayudan a que el equilibrio intestinal se restablezca poco a poco.
En resumen, cuidar de la microbiota intestinal es cuidar de todo nuestro cuerpo. Una flora intestinal equilibrada favorece una mejor digestión, mejora la salud digestiva y refuerza nuestras defensas. Si sospechamos que sufrimos disbiosis o tenemos molestias digestivas frecuentes, lo mejor es contar con la ayuda de un profesional.En Clínica Montaño Herrera, trabajamos de forma personalizada para ayudarte a recuperar el equilibrio y mejorar tu bienestar desde la alimentación. Te animamos a pedir una cita con Andrea Díaz, Dietista-Nutricionista, llamando al 744 60 56 94 o a través de nuestro formulario de contacto.



