Cómo el uso excesivo de chanclas puede afectar a tu salud podal

Llega el verano y, con él, las chanclas se convierten en las reinas indiscutibles del calzado. Son cómodas, fresquitas y nos parecen perfectas para cualquier ocasión. Sin embargo, la verdad es que, aunque nos encanten, no siempre son tan inocentes como pensamos.

En Clínica Montaño Herrera, después de años atendiendo pacientes, hemos visto cómo ese uso tan extendido puede traer consigo más problemas de los que imaginamos. 

Por eso, queremos contarte qué pasa realmente con tus pies cuando abusas de las chanclas y darte algunos consejos para que disfrutes del verano sin perjudicar tu salud podal.

Seguro que alguna vez has sentido que tienes que agarrar las chanclas con los dedos para que no se te salgan al andar. Eso es justo lo que ocurre porque la mayoría no tienen la sujeción adecuada. Esta pequeña lucha que parece inofensiva puede terminar causando problemas de pisada y fatiga. Imagínate que tus dedos fueran músculos que tienen que hacer un esfuerzo extra solo para sujetar el calzado… No es raro que al final acabemos con pies cansados y molestias. 

Además, el calzado inadecuado hace que el peso no se distribuya bien, y eso, aunque no lo notemos de inmediato, puede originar lesiones por calzado.

No solo los pies sufren. Cuando abusamos de las chanclas de playa, la falta de soporte afecta también a la postura corporal. Esto es como si nuestro cuerpo intentara compensar con la espalda y las piernas lo que los pies no soportan bien. 

Es un efecto dominó: cambiamos la forma de caminar, perdemos un poco de equilibrio, y pueden aparecer dolores que ni relacionamos con el calzado. 

Desde el área de Podología de Clínica Montaño Herrera siempre decimos que nuestros pies son la base de todo, y si ellos no están bien, el resto del cuerpo tampoco. Por eso, es fundamental no dejar que las chanclas se conviertan en nuestro calzado de todos los días.

Una de los quejas más comunes en verano es el dolor en el talón, ese pinchazo que parece que no se va y que nos limita al andar. Muchas veces, detrás está la fascitis plantar, una inflamación que surge porque la suela fina de las chanclas no protege ni amortigua lo suficiente. Es como caminar sobre una superficie dura todo el día. Esto puede afectar gravemente nuestro bienestar de los pies, y no es algo que debamos ignorar. Cuando el dolor aparece, a menudo ya es señal de que hemos forzado demasiado.

Por otro lado, las ampollas en los pies y las rozaduras son el pan de cada día para quienes usan chanclas de manera prolongada. El roce constante, sobre todo entre los dedos o en la parte trasera del pie, puede irritar la piel y hasta provocar heridas que tardan en curar. Y como en verano solemos tener los pies más expuestos al sudor y la humedad, las infecciones no tardan en aparecer. Es un círculo complicado, pero con un poco de cuidado de los pies y eligiendo bien el calzado, podemos evitarlo.

No queremos que renuncies a la comodidad del verano, solo que la disfrutes con cabeza. Lo ideal es escoger chanclas que tengan suela acolchada, un buen ajuste y que permitan la transpiración. Así evitamos los daños típicos del calzado inadecuado. Además, es fundamental usarlas solo en momentos puntuales, como para ir a la piscina o la playa, y no como sustituto del calzado habitual. Si tienes dudas, en la Clínica Montaño Herrera siempre estamos para ofrecerte consejos de podología que te ayuden a elegir bien.

Y si sientes que las chanclas se te quedan cortas, no te preocupes, porque hay opciones más saludables. Por ejemplo, las sandalias con sujeción en el talón o los zapatos deportivos ligeros y transpirables son alternativas estupendas para mantener un buen soporte y evitar problemas de pisada. Así, cuidarás tu bienestar de los pies sin renunciar a la frescura que buscas. Pequeños cambios como estos marcan la diferencia. 

Si notas molestias persistentes, como dolor en el talón, inflamación o ampollas que no desaparecen, no lo dejes pasar. A veces, esperamos que el verano termine para ver si mejora, pero la realidad es que un diagnóstico temprano puede evitar problemas mayores. 

En Clínica Montaño Herrera, en el área de Podología, te ofrecemos una atención personalizada para detectar y tratar cualquier lesión derivada del calzado de playa y ayudarte a recuperar la salud de tus pies. Recuerda que nuestros pies son quienes nos sostienen día a día, y cuidarlos es la mejor inversión que podemos hacer.

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Clínica Montaño Herrera 24 de septiembre de 2025 0 Comments

Cómo limpiar la lengua: más allá del cepillado para una boca sana

Cuando pensamos en cuidar nuestra boca, lo primero que nos viene a la mente es el cepillado de dientes o el hilo dental. Hoy queremos compartir un pequeño secreto, un paso que a muchísimos pacientes se les escapa y que marca una gran diferencia para un aliento realmente fresco y una boca sana: la limpieza lingual o de la lengua. 

Vamos a contar por qué es tan crucial y cómo puedes añadirla a tu día a día sin apenas esfuerzo.

Es posible que nunca nos hayamos parado a pensar realmente en nuestra lengua más allá de su función para saborear o hablar. Sin embargo, este órgano musculoso es un caldo de cultivo perfecto para bacterias, restos de comida y células muertas. A lo largo del día, una capa invisible se va formando, y si no la removemos, puede traer consecuencias que van más allá de lo estético. Por eso, entender por qué limpiar la lengua es el primer paso para una boca verdaderamente limpia.

Mientras nuestro cepillo hace su magia en dientes y encías, la lengua, a menudo, se queda fuera de la limpieza. Y es que es un error de principiantes, porque su superficie, llena de pequeñas rugosidades, es el escondite perfecto para que se acumulen esas bacterias y residuos. Esta acumulación no solo enturbia la higiene, sino que además contribuye a que tengamos un peor sabor de boca y, lo que es peor, es una de las principales causas del mal aliento. Para lograr una higiene bucal completa y que de verdad funcione, incorporar la limpieza de la lengua es tan vital como cepillarnos a fondo durante 2 minutos. 

Si a menudo notas un aliento desagradable, incluso después de cepillarte los dientes, o si observas una capa blanquecina o amarillenta sobre tu lengua, presta atención. Estas son las señales más claras de que necesitas empezar a limpiar tu lengua. La lengua blanca es un indicador directo de la acumulación bacteriana y es la principal responsable de ese persistente mal aliento que tanto nos incomoda. Si buscas cómo quitar el mal aliento de raíz, la respuesta está, en gran medida, en tu lengua.

Incorporar la limpieza de la lengua en nuestra rutina es mucho más sencillo de lo que parece. Con solo un par de minutos al día, podemos marcar una gran diferencia en nuestra frescura y bienestar bucal. No se necesita ser un experto, solo tener la herramienta adecuada y conocer la técnica correcta. 

Para dejar nuestra lengua reluciente, tenemos dos aliados muy eficaces. 

  1. El primero, y el favorito de muchos, es el raspador de lengua. Lo encontrarás de plástico o de metal, y su diseño está pensado precisamente para arrastrar con suavidad esa capa indeseada de bacterias. 
  2. La segunda opción es un buen cepillo de lengua, que, por cierto, ya viene integrado en la parte trasera de muchos cepillos de dientes modernos. 

Ambos cumplen su misión a la perfección, así que solo tienes que elegir el que te resulte más cómodo al usarlo. Como ultimísima opción, puedes usar las cerdas del cepillo manual o eléctrico (parado, para que no de fatiga ni incomodidad) pasándolo suavemente por la lengua, pero ya te contaremos más adelante por qué nos es la mejor opción.

raspador lingual y cepillo de dientes para limpiar dientes

Una vez que tengas en tus manos tu herramienta elegida, el proceso es sencillo.  

  • Si usas un raspador de lengua, ábrelo e introduce la parte curva lo más atrás posible de tu lengua. Arrástralo con suavidad hacia adelante, directo a la punta de la lengua. Repite este movimiento unas 5 a 10 veces, y no olvides enjuagar el raspador bajo el grifo después de cada pasada para ver cómo se van los residuos. En este vídeo del Consejo de Dentistas de España podrás ver cómo utilizar un raspador lingual
  • Si te decantas por la parte trasera de un cepillo de dientes tradicional, haz movimientos suaves de barrido, siempre desde la parte de atrás hacia adelante. Verás la diferencia al instante, y los beneficios de la limpieza lingual se harán notar enseguida con un aliento más puro y una boca limpia.

Es natural tener dudas al incorporar un nuevo hábito, y la limpieza lingual no es la excepción. En Clínica Montaño Herrera estamos aquí para resolverlas. Muchas personas nos preguntan si duele o si es necesario hacerlo todos los días, y la respuesta es no, no debe doler si se hace con suavidad, y sí, la constancia es clave. Al igual que cepillamos nuestros dientes a diario, la lengua también necesita esa atención constante.

  1. Uno de los mitos más comunes es que cepillarse la lengua con el cepillo de dientes es suficiente. Si bien algo ayuda, un cepillo de dientes está diseñado para los dientes, no para la superficie porosa de la lengua. Un raspador lingual está mucho más preparado para eliminar eficazmente esa capa de bacterias en la lengua.
  2. Otro mito es que limpiar la lengua solo es para personas con mal aliento y tampoco es así. Es un hábito de higiene bucal completa que beneficia a todos, previniendo problemas antes de que aparezcan.

Para que la limpieza de la lengua se convierta en un hábito, recomendamos hacerla justo después de cepillarse los dientes cada mañana y cada noche. Solo te llevará unos segundos extra y los resultados son inmediatos. Verás cómo tu aliento mejora, tu sentido del gusto se agudiza y, en general, sentirás tu boca mucho más limpia y fresca. ¡Anímate a probarlo y descubre la diferencia en tu salud bucal!

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Clínica Montaño Herrera 17 de septiembre de 2025 0 Comments

Guía completa de la dieta cetogénica: alimentos, menú y consejos prácticos

Cuando hablamos de dieta cetogénica o dieta keto, nos referimos a un plan alimenticio cetogénico que limita drásticamente los carbohidratos y aumenta las grasas saludables. Con este cambio, el cuerpo entra en cetosis, un estado en el que obtenemos la energía principalmente de la grasa.

Este tipo de alimentación no es solo una dieta baja en carbohidratos: es un reajuste metabólico que puede ayudar a perder peso con dieta cetogénica, estabilizar la energía diaria y, bien diseñada, contribuir al equilibrio de la microbiota intestinal.

Los beneficios de la dieta cetogénica incluyen una mayor saciedad, control del apetito, mejora en el perfil glucémico y pérdida de grasa corporal. Sin embargo, los riesgos de la dieta cetogénica no deben subestimarse: déficit de vitaminas y minerales, molestias digestivas o descompensaciones metabólicas si no se planifica correctamente. Por eso insistimos en la importancia de la supervisión por un dietista-nutricionista.

Antes de nada, empieza a prestar atención a las etiquetas de los productos para conocer su contenido de carbohidratos y azúcares. Esto te dará mayor conocimiento sobre los alimentos. 

En un plan alimenticio cetogénico incluimos proteínas magras, pescados grasos como el salmón, huevos, quesos curados, aceite de oliva, aguacate, frutos secos, semillas y verduras bajas en carbohidratos como espinacas, calabacín o brócoli. 

Dentro de la familia de las frutas, se puede consumir con moderación todo lo que son frutos rojos, pues son bajos en carbohidratos, como las fresas, frambuesa, moras y arándanos. 

Estos alimentos permitidos en la dieta cetogénica aportan grasas saludables, fibra y micronutrientes clave para mantener la cetosis y cuidar nuestra salud digestiva.

Conviene evitar azúcares, refrescos, bollería, pan, pasta, arroz, patatas, legumbres y frutas con alto contenido en fructosa (plátano, uvas, mango, piña, manzana y peras). Este tipo de alimentos rompen la cetosis y dificultan la pérdida de grasa. Además, el consumo frecuente de ultraprocesados puede alterar la microbiota intestinal y perjudicar nuestro bienestar a largo plazo.

Un menú dieta keto podría incluir:

  • Desayuno: tortilla de espinacas con aguacate y aceite de oliva virgen extra.
  • Almuerzo: salmón al horno con espárragos y mayonesa casera.
  • Cena: ensalada de pollo con queso curado, nueces y aliño de limón.

Planificar las comidas, leer las etiquetas para evitar carbohidratos ocultos, hidratarse bien y escuchar a nuestro cuerpo son claves para el éxito. No todas las personas reaccionan igual a una dieta baja en carbohidratos, y ahí es donde la personalización marca la diferencia. La dieta cetogénica es una herramienta poderosa para mejorar la salud y la composición corporal, siempre que se planifique con criterio y se supervise adecuadamente por un equipo profesional.

La dieta cetogénica puede ser una herramienta útil en situaciones concretas y bajo estricta supervisión, pero no es una estrategia que recomendemos habitualmente en consulta. Existen otras dietas mucho más saludables, variadas y sostenibles que permiten cuidar el peso, la energía y la salud digestiva sin necesidad de restricciones tan marcadas.

En Clínica Montaño Herrera creemos firmemente que lo más importante es el asesoramiento individualizado de un dietista-nutricionista, porque cada persona tiene necesidades únicas y merece un plan alimenticio adaptado a su estilo de vida, gustos y objetivos.

Si quieres un acompañamiento profesional para mejorar tu alimentación y bienestar, Andrea Díaz, Dietista-Nutricionista de Clínica Montaño Herrera, estará encantada de ayudarte. Puedes pedir tu cita llamando al 744 60 56 94 o a través del formulario en nuestra web.

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Clínica Montaño Herrera 3 de septiembre de 2025 0 Comments

¿Qué pasta dental es mejor para ti? Guía práctica según tus necesidades bucales

Elegir la pasta dental adecuada puede parecer algo sin importancia, pero en realidad influye mucho más de lo que pensamos en nuestra salud bucal diaria. En la Clínica Montaño Herrera, nos encontramos a menudo con pacientes que usan el dentífrico equivocado para sus necesidades específicas, lo que a la larga puede empeorar ciertos problemas como la sensibilidad, las caries o incluso la inflamación de encías.

Por eso hemos preparado esta guía práctica para ayudarte a entender qué opciones existen y cómo tomar una buena decisión al momento de comprar tu próxima pasta de dientes.

Cada persona tiene una salud bucal diferente, y eso significa que no todos los tipos de pasta dental funcionan igual para todos. Lo que puede ser ideal para alguien con encías sanas y sin caries, puede no ser útil para quien sufre sensibilidad dental o tiene tendencia a formar sarro. Es importante conocer nuestras propias necesidades y no dejarnos llevar únicamente por la publicidad o por lo que le funciona a otra persona. La elección de la pasta debe ser tan personalizada como el cepillo que usamos o la frecuencia con la que acudimos al dentista.

Aunque el cepillado y el uso de hilo dental son esenciales, la pasta que usamos tiene un papel activo en la protección de dientes y encías. Elegir bien nos ayuda a prevenir problemas, mantener un buen aliento y reforzar el esmalte dental. Muchas personas subestiman la importancia de este producto dentro de su rutina de salud bucodental, cuando en realidad es un complemento que puede marcar la diferencia. Además, algunos dentífricos están formulados específicamente para tratar afecciones concretas como la gingivitis o la halitosis.

Las encías pueden estar sensibles por problemas de gingivitis o periodontitis, para lo que se usan pastas con agentes antiinflamatorios que controlan el sangrado. Por otro lado, tenemos los dientes que presentan sensibilidad con una sensación de frío/calambre en el diente tras tomar alimentos fríos o calientes. Si alguna vez has sentido un pinchazo al tomar algo frío o caliente, sabes lo incómodo que puede ser tener sensibilidad dental. En estos casos, lo ideal es buscar el mejor dentífrico para dientes sensibles, que incluya ingredientes calmantes como el nitrato de potasio o el cloruro de estroncio. Para quienes tienen caries frecuentes, lo fundamental es una pasta dental con flúor, ya que ayuda a remineralizar el esmalte y protegerlo del ataque ácido de las bacterias. Y si el problema es el mal aliento, conviene elegir fórmulas que contengan agentes antibacterianos como el zinc o el cloruro de cetilpiridinio.

Muchos pacientes nos preguntan por las pastas blanqueadoras o las que se anuncian como naturales. Aquí hay que tener cuidado: no todas ofrecen los resultados que prometen, y algunas pueden resultar abrasivas si se usan en exceso. Las blanqueadoras, por ejemplo, pueden ayudar a eliminar manchas superficiales, pero no cambian el color natural del diente. En cuanto a las pastas sin flúor, hay un debate abierto. Si bien existen opciones sin este mineral, el flúor sigue siendo el ingrediente más eficaz para prevenir la caries. Por eso, es importante valorar si realmente nos conviene optar por una pasta dental con flúor o sin flúor, según nuestra situación y bajo recomendación profesional.

Uno de los mejores consejos sobre cómo elegir pasta dental es aprender a leer la etiqueta. En ella encontrarás información valiosa sobre los ingredientes de la pasta de dientes, como la cantidad de flúor (recomendada entre 1000 y 1500 ppm en adultos), los agentes antibacterianos, los componentes blanqueadores o los elementos calmantes para encías sensibles. Cuanto más sepamos sobre lo que estamos usando, mejores decisiones podremos tomar.

Aunque toda esta información es útil, lo más recomendable es acudir a una revisión con tu odontólogo de confianza. En la Clínica Montaño Herrera, evaluamos de forma individualizada cada caso y te ayudamos a encontrar el producto más adecuado según tu estado de salud oral. No hay una única pasta perfecta para todo el mundo, pero sí hay una que se adapta mejor a tus necesidades actuales. Si tienes dudas o has notado cambios en tus encías o dientes, estaremos encantados de ayudarte a elegir con criterio y seguridad.

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Clínica Montaño Herrera 27 de agosto de 2025 0 Comments

Consejos para prevenir el envejecimiento prematuro de la zona peribucal. Hábitos y cuidados preventivos

Con el paso del tiempo, es normal que vayamos notando ciertos cambios en nuestro rostro. Algunas arrugas, una ligera pérdida de firmeza… Y en la zona de la boca, estos signos pueden hacerse especialmente visibles. A veces nos miramos al espejo y sentimos que esa expresión que vemos no termina de reflejar cómo nos sentimos por dentro. ¿Te ha pasado? 

Por eso, hoy queremos hablarte del envejecimiento peribucal: por qué ocurre, cómo podemos prevenirlo y qué cuidados marcan la diferencia si queremos mantener esta zona fresca, natural y en armonía con el resto del rostro.

Cuando hablamos de envejecimiento peribucal, nos referimos a esos cambios que aparecen en la piel que rodea la boca: arrugas finas, pérdida de volumen, líneas verticales (como el típico código de barras en los labios) o las conocidas líneas de marioneta, que bajan desde las comisuras hacia el mentón. Es como si la piel empezara a caerse sutilmente y a perder esa estructura firme que tenía antes.

El tiempo deja su huella. Con los años, disminuye la producción de colágeno y elastina, que son las fibras que mantienen la piel tersa y elástica. También se pierde ácido hialurónico, lo que hace que notemos la zona más seca, más delgada… y menos firme. Además, el hueso del maxilar va cambiando su forma, lo que altera el soporte de los tejidos. Todo esto contribuye a esa flacidez peribucal que muchas notáis a partir de cierta edad, aunque cada piel tiene su ritmo.

No todo es genética ni edad. La verdad es que hay muchos hábitos que envejecen la piel antes de tiempo. La exposición al sol sin protección, el tabaco, dormir poco, una dieta pobre en antioxidantes… todo suma. Incluso gestos repetitivos, como fruncir los labios para fumar o beber con pajita, pueden favorecer la aparición de arrugas alrededor de la boca. La buena noticia es que podemos hacer algo al respecto. Y cuanto antes empecemos, mejor.

Prevenir no es complicado, pero sí requiere constancia. Un par de minutos cada día pueden marcar la diferencia entre una piel apagada y una que se ve viva, hidratada y cuidada. Y no, no hablamos de milagros ni de rutinas eternas.

La zona peribucal es especialmente delicada, así que no vale cualquier crema. 

“Necesitamos texturas ligeras pero eficaces, con ingredientes que nutran en profundidad sin irritar. Limpiar, hidratar y proteger: esa es la base”, declara la Dra. María Jesús Montaño.

A esto le sumamos una buena rutina antienvejecimiento de labios, con bálsamos que contengan activos como manteca de karité, aceites naturales o ácido hialurónico. Exfoliar suavemente una vez por semana también ayuda mucho. Es como darle un respiro a la piel para que pueda renovarse.

Hay gestos cotidianos que hacemos casi sin darnos cuenta y que, poco a poco, van dejando huella. Fumar es uno de los peores enemigos de esta zona: reseca, degrada el colágeno y favorece las arrugas verticales. Tampoco ayuda el abuso de bebidas azucaradas, el estrés crónico o el hecho de no desmaquillarnos por la noche. Incorporar buenos hábitos —como dormir bien, beber agua, llevar una dieta rica en frutas y verduras— no solo se nota en la piel… también en nuestro estado de ánimo. Es un cambio global. Y es que la prevención del envejecimiento facial empieza con decisiones pequeñas pero poderosas.

Cuando queremos ir un paso más allá, hay tratamientos que pueden acompañarnos de forma respetuosa, sin cambiar nuestra expresión ni alterar quiénes somos. Lo importante es encontrar el equilibrio: realzar, no transformar.

A la hora de elegir cremas o sérums, conviene mirar la etiqueta con atención. El retinol, los péptidos, la vitamina C y, por supuesto, el ácido hialurónico, son grandes aliados para estimular la producción de colágeno y mejorar la textura de la piel. Y si están formulados específicamente para la zona peribucal, mucho mejor. No es lo mismo una crema facial genérica que un producto pensado para estas arrugas finas y la pérdida de elasticidad tan característica de esta área.

Además de la cosmética, existen soluciones en el campo de la estética facial preventiva que pueden ayudarnos a mantener esta zona firme y rejuvenecida sin recurrir a cirugías. Hablamos, por ejemplo, de bioestimulación con vitaminas, de radiofrecuencia, o de infiltraciones con ácido hialurónico en puntos estratégicos. Este último lo llevamos a cabo en nuestra clínica estética en Herrera. Estas técnicas permiten suavizar las líneas de marioneta y el código de barras en los labios, devolver el volumen perdido y redefinir el contorno de una forma muy natural.

Eso sí, es fundamental ponerse en manos expertas. En España, solo los médicos y, el caso concreto de la zona peribucal, los odontólogos estamos autorizados legalmente para infiltrar ácido hialurónico. Esto no solo garantiza mejores resultados, sino también seguridad y confianza.

¿Sientes que ha llegado el momento de cuidar un poco más esta zona tan expresiva y delicada? En Clínica Montaño Herrera te ofrecemos un enfoque profesional, cercano y totalmente personalizado para prevenir y tratar el envejecimiento peribucal de forma segura y natural.

Llámanos al 744 60 56 94 o, si lo prefieres, escríbenos a través del formulario de contacto en nuestra web: https://clinicamontanoherrera.es/contacto/

Estaremos encantados de escucharte, asesorarte… y acompañarte en este camino de autocuidado y bienestar. Por que sentirnos bien también se nota por fuera.

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Clínica Montaño Herrera 13 de agosto de 2025 0 Comments

Uñas negras por deporte: causas, prevención y tratamiento

En Clínica Montaño Herrera vemos algo curioso: muchos deportistas llegan preocupados por una manchita oscura en la uña, sin saber muy bien qué ha pasado. Lo que a veces empieza como un simple cambio de color, puede esconder una pequeña lesión que, si no se trata a tiempo, da más guerra de la que uno imagina. Y es que las uñas negras no son solo cosa de corredores o atletas de élite; cualquiera que practique deporte de forma regular puede acabar con este incómodo recuerdo en los pies.

Vamos a hablar de por qué aparecen, cómo podemos evitar que nos amarguen una temporada y qué hacer si ya se han instalado. Porque sí, tienen solución. Y lo mejor: se pueden prevenir.

Cuando hablamos de uñas negras, nos referimos a ese color oscuro que aparece debajo de la uña, normalmente tras una actividad física intensa. No es raro verlas en corredores de fondo, jugadores de fútbol o incluso personas que simplemente han hecho una caminata larga con el calzado equivocado. Lo cierto es que detrás de ese tono oscuro suele haber un pequeño sangrado bajo la uña, y ahí empieza el problema.

El nombre técnico es hematoma subungueal, aunque la mayoría lo conocemos simplemente como una uña morada o negra. Es sangre acumulada bajo la uña tras un golpe o presión constante. ¿El resultado? Un color que va del rojo oscuro al negro, a veces con molestias, otras con dolor agudo. Y no, no es solo estética: en algunos casos, el dolor en la uña después del ejercicio es tan intenso que obliga a parar.

Si hablamos de casos frecuentes, sin duda las uñas negras en corredores se llevan la palma. Especialmente en carreras largas o con bajadas pronunciadas, donde los dedos chocan contra la puntera del zapato una y otra vez. Pero no son los únicos. Jugadores de pádel, senderistas, ciclistas… Todos pueden sufrir este tipo de lesión si no prestan atención a sus pies.

Pensemos en esto: cada paso, cada zancada, genera un microgolpe. Si el calzado no está bien ajustado, o si el recorrido tiene muchos desniveles, esos golpes se repiten una y otra vez sobre la misma zona. Así es como aparecen las lesiones en las uñas por deporte. Es como si una gota cayendo siempre en el mismo sitio terminara por dejar huella. Lo mismo ocurre con nuestras uñas.

Es, con diferencia, una de las causas de uñas negras en deportistas más comunes. Cada vez que el dedo choca contra la parte delantera del zapato, se va generando una pequeña lesión. Y no hace falta un gran impacto; la repetición constante es suficiente para que, al final, la uña lo acabe pagando.

Aquí es donde entra en juego la importancia del calzado deportivo y la salud podal. Un zapato demasiado ajustado presiona la uña; uno demasiado grande permite que el pie se deslice y golpee constantemente. En ambos casos, el daño está servido. A veces, simplemente no sabemos que la talla que usamos no es la correcta, o que ese calzado tan bonito no está pensado para lo que hacemos.

No es lo mismo correr en tierra que en asfalto, y eso lo saben bien nuestros pies. Las superficies duras aumentan la vibración e intensidad del impacto, lo que hace más probable que aparezcan uñas moradas por correr. Si encima el terreno es irregular, los movimientos bruscos también afectan a las uñas, que acaban pagando el precio.

La humedad debilita la piel, y también las uñas. Cuando el pie pasa mucho tiempo húmedo, ya sea por sudor o por calcetines que no transpiran bien, la uña se vuelve más frágil. Y una uña blanda tiene más papeletas para lesionarse ante el mínimo golpe. Además, el entorno húmedo favorece la aparición de hongos si hay una herida abierta.

La prevención de uñas negras empieza en la tienda. Elegir bien el calzado no es solo una cuestión de comodidad: es fundamental para evitar lesiones. Debemos buscar zapatillas que se adapten al tipo de deporte, que respeten la forma de nuestros pies y que dejen espacio suficiente en la zona de los dedos. Y si dudamos, siempre podemos pedir ayuda profesional.

Parece una tontería, pero no lo es. Un mal corte puede provocar que la uña se clave o que se parta fácilmente con un impacto. Lo ideal es cortar la uña de forma recta, sin redondear los bordes ni rebajar en exceso. Y, desde luego, nunca cortar justo antes de una competición o una tirada larga: mejor hacerlo unos días antes.

Un buen calcetín puede marcar la diferencia. Los tejidos técnicos, que permiten que el pie respire y reducen la fricción, ayudan muchísimo. También es importante que el calcetín se ajuste bien y no forme arrugas, ya que estas pueden generar puntos de presión. Aquí no vale cualquier prenda: hay que elegir bien.

Observar nuestros pies tras entrenar debería ser parte del ritual. Si vemos zonas rojizas, ampollas, roces o uñas con cambios de color, hay que prestar atención. En la Clínica Montaño Herrera siempre insistimos en esto: cuanto antes detectamos un problema, más fácil es solucionarlo. A veces una simple molestia es la antesala de una lesión mayor.

Lo primero es no entrar en pánico. Si la uña está negra pero no hay mucho dolor, podemos aplicar frío local, elevar el pie y observar su evolución. Eso sí, nada de andar perforando la uña en casa para sacar la sangre. Puede parecer una buena idea, pero el riesgo de infección es alto. Mejor esperar o consultar.

Cuando hay dolor en la uña después del ejercicio, la molestia no cede, o la uña comienza a despegarse, lo mejor es pedir cita con el podólogo. A veces es necesario drenar el hematoma, aliviar la presión o incluso proteger la zona si va a haber actividad física en los días siguientes. En nuestra clínica, lo vemos a menudo: con una intervención sencilla se puede evitar una complicación mayor.

Aunque muchas veces el cuerpo reabsorbe el hematoma y no pasa nada, otras veces la uña se despega por completo, o queda dañada de forma permanente. También puede haber infecciones debajo de la uña, que son dolorosas y difíciles de tratar. Por eso, insistimos tanto en no dejarlo pasar.

La recuperación dependerá del daño. Si la uña se mantiene en su sitio, en unas semanas puede mejorar. Si se cae, puede tardar varios meses en crecer por completo. Mientras tanto, conviene proteger la zona y, si es posible, evitar el deporte de impacto. No es lo ideal, pero es mejor parar unos días que arrastrar el problema meses.

Si duele tanto que no podemos apoyar el pie, o si el dolor sigue ahí días después del ejercicio, algo no va bien. No es normal, y no deberíamos aguantar. 

Cuando la uña se despega o vemos líquido saliendo, es hora de pedir ayuda. Puede haber infección o daño estructural. En estos casos, más vale actuar pronto.

Aunque lo habitual es que el color vaya aclarando con el tiempo, si persiste, se oscurece más o aparecen otros tonos extraños, es recomendable hacer una revisión. A veces confundimos una lesión con otras patologías más serias.

En Clínica Montaño Herrera acompañamos a muchos deportistas en este camino. Porque creemos que cuidar los pies es cuidar el rendimiento, la salud y, por qué no, el disfrute de cada entrenamiento. Nadie quiere tener que abandonar una carrera por culpa de una uña. Así que mejor prevenir, escuchar a nuestro cuerpo… y, si algo no va bien, saber que estamos aquí para ayudarte.

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La importancia de las radiografías digitales dentales: más precisión, menos radiación

Hoy en día, la tecnología ha cambiado por completo nuestra forma de cuidar la salud bucal. Y en Clínica Montaño Herrera, aquí en Herrera, no nos hemos quedado atrás. Vivimos la odontología desde dentro y, por eso, sabemos que elegir bien las herramientas marca la diferencia. 

Las radiografías digitales son uno de esos avances que, sinceramente, nos han facilitado mucho el trabajo… y a ti, te aportan seguridad, rapidez y diagnósticos mucho más certeros. Te lo contamos todo, sin rodeos.

Imagina poder ver lo que ocurre dentro de tu boca sin tener que esperar, sin pasar por líquidos reveladores, y con imágenes tan claras como una fotografía HD. Así son las radiografías digitales dentales. Utilizan sensores electrónicos en lugar de la antigua película, lo que permite capturar imágenes dentales de alta calidad en cuestión de segundos. Es una de esas herramientas que han dado un giro a la odontología moderna, haciéndola más ágil, más precisa y, sobre todo, más cómoda para todos.

Lo primero que se nota es el tiempo. Con la radiografía digital, vemos la imagen al instante en el ordenador, sin esperas ni revelados. Pero hay más: estas radiografías emiten hasta un 90% menos de radiación. Sí, has leído bien. Una reducción enorme que convierte este método en una opción mucho más segura para ti. Y además, dejamos de usar productos químicos, lo que también ayuda al planeta. 

Detrás de esta maravilla están los equipos de rayos X digitales y unos sensores intraorales muy pequeños que captan la señal. Esa información pasa a un software que convierte todo en una imagen clara, en la que podemos hacer zoom, cambiar el contraste, y ver con detalle hasta la más mínima caries. La tecnología dental digital ha llegado para quedarse, y la estamos aprovechando al máximo aquí en Herrera. 

Cuando tenemos una imagen tan clara, el diagnóstico se vuelve muy certero. Podemos detectar una caries en su etapa más temprana, identificar una fractura o ver una infección que todavía no ha dado la cara. Y eso se traduce en tratamientos más eficaces desde el minuto uno. Para ti, significa menos molestias y una recuperación más rápida. Para nosotros, una enorme tranquilidad.

Uno de los grandes temores de muchos pacientes es la radiación. Y es totalmente comprensible. Por eso, las radiografías digitales son un alivio: emiten una radiación dental reducida, lo justo y necesario para ver lo que necesitamos sin poner en riesgo tu salud. Esto cobra aún más importancia en niños, embarazadas o personas que requieren revisiones frecuentes. Nos gusta cuidar cada detalle, y este es uno de los importantes.

¿Te ha pasado que sales de una consulta con dudas porque no viste nada claro? Pues con esta tecnología, eso se acabó. En cuestión de segundos, tienes tu imagen en pantalla y nosotros te la explicamos paso a paso. Además, al ser digital, la guardamos con tu historial y podemos compararla en futuras visitas. Esto nos ayuda muchísimo en la prevención dental y nos permite ir siempre un paso por delante.

A veces, explicar qué está pasando dentro de la boca puede ser complicado. Pero cuando mostramos una imagen clara, todo cambia. El paciente entiende, pregunta, se interesa… y eso genera una conexión distinta. La comunicación se vuelve más fluida, más transparente. Porque cuando entiendes lo que ocurre, confías. Y eso, para nosotros, no tiene precio.

En ortodoncia, planificar sin una buena imagen sería como conducir de noche sin luces. Las radiografías digitales nos permiten ver cómo están colocados los dientes, cómo se mueven, si hay piezas retenidas o espacio suficiente. Gracias a eso, la planificación de ortodoncia es mucho más personalizada y efectiva. Diseñamos tratamientos a medida, con un control preciso en cada fase.

En endodoncia, llegar al foco de la infección no siempre es fácil. A veces, está escondida en lo profundo del diente o entre raíces. Las radiografías dentales nos permiten detectarlo sin margen de error. Con esa información, podemos actuar con seguridad, limpiar bien los conductos y evitar que el problema reaparezca. Lo vemos como una brújula que guía cada paso.

La enfermedad periodontal suele ser silenciosa, pero muy agresiva. Una buena imagen digital nos deja ver si hay pérdida de hueso, acumulación de sarro subgingival o bolsas periodontales. En definitiva, nos ayuda a frenar el avance antes de que cause daños irreversibles. El control de caries también se beneficia, porque podemos ver zonas de difícil acceso, como las interproximales, y actuar a tiempo.

Con los más pequeños, la precaución es aún mayor. Nos gusta ser especialmente cuidadosos con ellos, y por eso las radiografías digitales son ideales. La dosis de radiación es muy baja y nos permite revisar la erupción de los dientes, detectar caries en sus primeras fases o valorar si habrá necesidad de ortodoncia más adelante. Todo, con tranquilidad y sin sobresaltos.

Aunque la exposición es mínima, en Clínica Montaño Herrera no bajamos la guardia. Seguimos todas las normativas de protección radiológica, usamos delantales plomados cuando hace falta y siempre ajustamos la dosis al mínimo. En nuestra clínica, contamos con unos medidores radiológicos que se cambian mensualmente y se revisan para comprobar que la radiación no salga del gabinete. Además, hay carteles de aviso de radiación en puertas y salas donde hay maquinaria de rayos. Porque tu seguridad no es negociable. 

No hacemos una radiografía porque sí. La indicamos solo cuando es útil: si hay dolor sin causa aparente, durante una revisión completa, antes de una extracción dental o para valorar el progreso de un tratamiento. Siempre te explicamos el motivo y resolvemos tus dudas. Para nosotros, que entiendas cada paso es tan importante como hacerlo bien.

En Clínica Montaño Herrera, apostamos por una odontología cercana, honesta y respaldada por la mejor tecnología disponible. Las radiografías digitales forman parte de ese compromiso. Son una herramienta que nos ayuda a ser más precisos, a darte diagnósticos claros y a cuidarte con la tranquilidad de saber que estás en buenas manos.

Llevamos años formándonos y trabajando en especialidades como ortodoncia, endodoncia, estética dental, periodoncia u odontopediatría. Sabemos lo que hacemos porque lo hemos vivido desde dentro: en la universidad, en congresos, y sobre todo, en consulta. Si buscas dentistas en Sevilla con experiencia y que te hablen con claridad, en Clínica Montaño Herrera estamos aquí para ti. Porque tu sonrisa también es parte de nuestra historia.

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Probióticos y prebióticos: tus aliados invisibles

En nuestra salud, hay héroes silenciosos que rara vez reciben el reconocimiento que merecen. Son pequeñísimos, invisibles a simple vista, pero sin ellos, simplemente no podríamos funcionar igual de bien.

Hablamos de los probióticos y los prebióticos, esos compañeros invisibles que viven (o alimentan a los que viven) dentro de nuestro intestino y que tienen mucho que decir sobre cómo nos sentimos. 

Nuestra Dietista-Nutricionista Andrea Díaz, quiere contarte por qué estos aliados son tan importantes para tu bienestar. 

Los probióticos son microorganismos vivos, como ciertas bacterias o levaduras, que cuando los tomamos en cantidad adecuada, aportan beneficios muy concretos a nuestra salud. Y no, no es magia: tienen nombre y apellidos, y forman parte de lo que conocemos como microbiota intestinal. Por otro lado, los prebióticos son un tipo de fibra que no digerimos, pero que nuestras bacterias buenas sí. Son, literalmente, su comida favorita.

Imagina que el intestino es un jardín. Los probióticos serían como las semillas de plantas buenas que queremos que crezcan, y los prebióticos serían el abono que necesitan para florecer. Sin abono, las plantas no prosperan; sin plantas, no hay jardín. Así de sencillo y así de bonito funciona nuestro cuerpo.

Cuando un producto junta en un mismo sitio a los probióticos y los prebióticos, hablamos de simbióticos. Esta combinación inteligente les da a las bacterias buenas lo que necesitan justo al llegar a nuestro intestino. Es como enviarles un paquete con todo lo necesario para que puedan instalarse y ponerse manos a la obra cuanto antes.

Una vez dentro, los probióticos se encargan de reforzar nuestras defensas naturales, empujan fuera a los microorganismos menos amigables y ayudan a mantener el orden. Los prebióticos, mientras tanto, van alimentando a nuestras bacterias buenas para que crezcan fuertes. Este trabajo en equipo es lo que sostiene el equilibrio intestinal que tanto necesitamos.

Nuestro intestino es mucho más que un tubo por donde pasa la comida. Es un centro de operaciones que influye en todo: desde cómo digerimos hasta cómo dormimos o gestionamos el estrés. Y todo empieza por cuidar a quienes viven en él: nuestras bacterias amigas.

La microbiota intestinal participa en procesos clave: digiere lo que nosotros no podemos, produce vitaminas, controla la inflamación y nos protege. Cuando está bien, ni la notas. Pero cuando se altera, aparecen molestias, gases, hinchazón, etc. Lo típico que asumimos como normal, pero que en realidad no lo es.

Cuando incluimos estos elementos en nuestra alimentación, no solo mejoramos la salud digestiva. También reforzamos nuestro sistema inmunológico, mejoramos la absorción de nutrientes y hasta podemos notar una piel más sana o un ánimo más estable. Los beneficios de los probióticos son muchos, pero lo mejor es que son fáciles de incorporar.

Cuando hay disbiosis, es decir, un desequilibrio entre bacterias buenas y malas, el cuerpo lo nota. Puedes sentirte cansado sin motivo, tener digestiones pesadas, alergias, o incluso cambios de humor. Recuperar la flora intestinal se vuelve una prioridad, y aquí es donde estos aliados invisibles pueden marcar la diferencia.

Por suerte, no necesitas complicarte la vida para cuidar tu intestino. Muchos alimentos que ya conoces están cargados de probióticos o de fibra prebiótica. Solo hace falta saber cuáles son.

El yogur natural (el de verdad, sin azúcares), el kéfir, el chucrut, el kimchi, el miso… todos son alimentos fermentados que contienen bacterias vivas que pueden ayudarte a reforzar tu flora intestinal. ¿Lo mejor? Están llenos de sabor y dan mucho juego en la cocina.

Los prebióticos están en alimentos tan cotidianos como el plátano maduro, la cebolla, el ajo, el puerro o la avena. Si los incluyes en tu día a día, estarás haciendo un favor a tus bacterias buenas. Y ellas te lo devolverán con creces.

A veces, por situaciones específicas (como tras tomar antibióticos o en problemas digestivos persistentes), puede ser útil recurrir a suplementos. Pero no todos valen para todo. Por eso, lo ideal es que lo valore un dietista-nutricionista, que te oriente según tus necesidades reales.

Aunque todo empieza en el intestino, los efectos se notan en todo el cuerpo. Y no es exageración. Lo que pasa dentro influye, y mucho, en lo que pasa fuera.

Un intestino en equilibrio ayuda a que nuestras defensas funcionen como deben. ¿Te resfrías con facilidad? ¿Te cuesta recuperarte? Puede que tu microbiota esté pidiendo atención.

Sí, nuestros bichitos intestinales también tienen algo que decir sobre cómo nos sentimos. Hay una conexión directa entre el intestino y el cerebro: el famoso eje intestino-cerebro. Si el primero va mal, el segundo puede notarlo en forma de ansiedad, irritabilidad o cansancio emocional.

La verdad es que sí. Una flora intestinal equilibrada puede ayudar a regular el apetito, mejorar el metabolismo y evitar esos picos de hambre repentinos que a veces nos desconciertan. No es una varita mágica, pero sí un apoyo valioso.

Cuidar tu intestino no tiene por qué ser complicado ni aburrido. Pequeños gestos pueden tener un gran impacto en cómo te sientes.

Empieza poco a poco. Añade un yogur natural, prueba el kéfir, incluye más verduras y frutas ricas en fibra. Observa cómo responde tu cuerpo. La clave es hacerlo con cariño, sin forzar y escuchando tus sensaciones.

Si sientes que algo no va bien con tus digestiones, si tienes molestias frecuentes o simplemente quieres empezar a cuidarte mejor desde dentro, estamos aquí para ayudarte. Un buen asesoramiento puede ahorrarte tiempo, frustraciones y darte justo lo que necesitas.


Si quieres que te acompañemos en el camino, pide tu cita con Andrea Díaz, Dietista-Nutricionista. Llámanos al 744 60 56 94 o escríbenos a través del formulario en nuestra web.

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¿Por qué es importante hidratar los pies en verano?

Cuando pensamos en el verano, enseguida nos vienen a la cabeza la playa, el sol, las sandalias… y, claro, ese descanso tan esperado. Pero hay algo que, curiosamente, solemos pasar por alto: hidratar los pies. 

Y es que, aunque están con nosotros todo el día, cargando con nuestro ritmo de vida, los dejamos para el final. 

En Clínica Montaño Herrera, donde vemos cada día lo que puede ocurrir por descuidarlos, queremos invitarte a ponerles el foco. Porque unos pies bien hidratados no solo se ven mejor, también se sienten mejor. Y eso, en pleno verano, puede marcar la diferencia entre disfrutar o sufrir cada paso.

En esta época del año, nuestros pies no descansan. Entre el calor, el sudor, el contacto directo con superficies calientes o rugosas y el uso de calzado abierto, la piel sufre más de lo que creemos. La deshidratación de la piel aparece silenciosa, pero con consecuencias bastante molestas.

Además, al llevarlos más expuestos, los pies quedan aún más vulnerables. Por eso, dentro del cuidado de los pies en verano, la hidratación no es un lujo: es una necesidad.

La verdad es que hay muchas pequeñas cosas que se combinan y resecan nuestros pies sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, el agua salada del mar, el cloro de la piscina, las duchas muy calientes o el caminar descalzos sobre superficies secas y calientes. Todo eso va dejando huella.

El sol también tiene su parte: al igual que reseca la piel del rostro, también afecta a la de los pies. Y si encima usamos calzado cerrado con poca transpiración durante horas, el problema se agrava. Por eso insistimos tanto en que hidratar los pies en verano no es algo opcional, es parte del autocuidado básico.

¿Has notado que tus talones están más ásperos? ¿O que al tocarlos sientes como si les faltara vida? Pues eso ya es una señal. La piel reseca en los pies no aparece de un día para otro: empieza con una sensación tirante, luego aparece una ligera descamación, y si seguimos ignorándolo… llegan las grietas.

Es un poco como cuando una planta empieza a secarse: primero se vuelve opaca, pierde elasticidad, y al final se resquebraja. La piel funciona parecido. Y nuestros pies, aunque estén lejos de la vista, necesitan ese “agua” en forma de crema que los mantenga sanos y flexibles.

Cuando nos olvidamos de hidratar los pies, los efectos no tardan en llegar. Y no hablamos solo de estética. El malestar puede afectar nuestro día a día: caminar duele, el calzado roza, y todo se vuelve incómodo.

En nuestra consulta, especialmente en los meses de calor, vemos muchos casos que podrían haberse evitado con una crema y un par de minutos al día.

Uno de los síntomas más comunes que tratamos son los pies secos y agrietados. Al principio puede parecer solo un problema de sequedad, pero cuando las grietas se hacen profundas, pueden sangrar, doler y dejar el terreno perfecto para que entren bacterias u hongos.

Y es que, donde hay una fisura, hay una puerta abierta. Más aún si vamos descalzos por vestuarios o piscinas públicas. Por eso insistimos tanto en prevenir grietas en los talones con una buena hidratación profunda de los pies. Es mucho más fácil prevenir que curar, y además, mucho menos doloroso.

Quizás no lo pensamos así, pero tener la piel del pie en mal estado puede cambiar nuestra forma de caminar. Si hay dolor, evitamos apoyar ciertas zonas. Y esa adaptación, aunque sea inconsciente, puede provocar otros problemas, como sobrecargas, molestias articulares o aparición de durezas en lugares poco habituales.

Por eso, cuando hablamos de salud podal en verano, no nos referimos solo a evitar rozaduras: se trata de mantener una base firme y funcional para movernos con libertad y sin dolor.

Hidratar no es solo echar un poco de crema sin mirar. Y como todo en la vida, cuando se hace bien, se nota.

El mejor momento para aplicar una crema hidratante para pies es justo después de la ducha, cuando la piel está limpia y un poco húmeda. Así, los ingredientes penetran mejor y el efecto dura más.

Con una vez al día puede ser suficiente, aunque si notas mucha sequedad, puedes repetir antes de dormir. Y aquí va un truco que compartimos mucho en la clínica: si aplicas la crema por la noche y te pones unos calcetines de algodón, por la mañana tus pies parecerán otros. Suena simple, pero funciona.

No todas las cremas son iguales. Busca aquellas que contengan urea (ideal para pieles gruesas), ácido láctico (suaviza), manteca de karité o aloe vera. Estos ingredientes no solo hidratan, también ayudan a reparar la piel dañada.

Evita productos con alcohol o perfumes fuertes, porque pueden irritar. Si no sabes cuál elegir, acércate a Clínica Montaño Herrera y te ayudaremos a encontrar el producto más adecuado para ti y tu tipo de piel.

El verano pide un cambio en nuestras rutinas. Así como cambiamos la ropa o la alimentación, también debemos adaptar el cuidado de los pies en verano. Aquí van algunas recomendaciones que puedes incorporar fácilmente.

Tómate unos minutos al final del día para mimar tus pies. Lava, seca bien (¡no te olvides entre los dedos!) y aplica la crema con un masaje suave.Hazlo parte de tu rutina, como cepillarte los dientes o lavarte la cara. No necesitas más que un par de minutos para marcar la diferencia.

Opta por calzado que permita respirar a la piel. Nada de materiales sintéticos o suelas duras que impiden que el pie se ventile. Usa plantillas que absorban el sudor si lo necesitas, y cambia de calzado durante el día si puedes.

La humedad constante y el calor pueden derivar no solo en piel seca, sino también en problemas como hongos o mal olor. Así que elegir bien el calzado es parte de los consejos para cuidar los pies más básicos.

Si notas que, a pesar de tus cuidados, los pies siguen agrietados, tienes dolor, o simplemente no sabes por dónde empezar, ven a vernos. En Clínica Montaño Herrera, valoramos tu caso de forma personalizada y te ayudamos a recuperar el bienestar que mereces.

A veces, un consejo profesional a tiempo evita complicaciones. No esperes a que una pequeña molestia se convierta en un gran problema.

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Alimentos para fortalecer tu sistema inmunológico

Como dietistas-nutricionistas, sabemos que lo que comemos influye directamente en cómo se defiende nuestro cuerpo ante virus, bacterias y otros agentes externos. En épocas de cambios estacionales o cuando nos sentimos más vulnerables, es fundamental revisar nuestra alimentación para asegurarnos de que estamos aportando los nutrientes que nuestras defensas necesitan. 

En este artículo, vamos a descubrir juntos qué alimentos y hábitos pueden ayudarnos a reforzar el sistema inmunológico de forma natural y sostenible.

El sistema inmunológico es nuestra principal barrera de defensa frente a enfermedades e infecciones. Si está debilitado, somos más propensos a resfriados, gripes u otras afecciones más serias. Fortalecer nuestras defensas naturales no solo ayuda a prevenir enfermedades, sino que también favorece una recuperación más rápida si llegamos a enfermarnos. Por eso, cuidar la alimentación es una de las estrategias más efectivas para mejorar el sistema inmune de manera natural.

Nuestro organismo necesita una combinación equilibrada de nutrientes para funcionar correctamente. En concreto, existen ciertos compuestos que juegan un papel clave en la inmunidad: vitaminas, minerales, antioxidantes, proteínas de calidad y grasas saludables. Una dieta rica y variada es la mejor herramienta para estimular el sistema inmune y mantenernos con energía y vitalidad durante todo el año.

Las vitaminas cumplen funciones imprescindibles en la salud inmunológica. 

  • La vitamina C, presente en frutas como la naranja, el kiwi o el pimiento rojo, actúa como antioxidante y refuerza nuestras defensas. 
  • La vitamina D, que obtenemos a través del sol y de alimentos como pescados grasos, es esencial para la activación del sistema inmune. 
  • La vitamina A, que encontramos en zanahorias, calabaza o espinacas, protege las mucosas del sistema respiratorio.
  • La vitamina E y las del complejo B (especialmente la B6 y la B12) participan en la producción y funcionamiento de células inmunitarias.

Como ves, incluir estos nutrientes en nuestra dieta es clave para fortalecer el sistema inmunológico.

Además de las vitaminas, los minerales son grandes aliados en la prevención de enfermedades. 

  • El zinc, presente en alimentos como las legumbres, los frutos secos o las semillas, ayuda a mantener el equilibrio del sistema inmune. 
  • El selenio, que encontramos en nueces de Brasil o pescado, es antioxidante y favorece la respuesta inmunitaria. 
  • El hierro, fundamental para el transporte de oxígeno en la sangre, se encuentra en carnes magras, legumbres y verduras de hoja verde. 
  • El cobre, aunque menos conocido, también participa en la protección inmunológica.

Una alimentación rica en estos minerales nos ayuda a mantener nuestras defensas en buen estado.

Hay alimentos que podemos considerar auténticos “superalimentos inmunológicos” por su contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes. Aquí va nuestro top 10:

  1. Naranja y mandarina
  2. Kiwi
  3. Pimiento rojo
  4. Brócoli
  5. Espinacas
  6. Ajo y cebolla
  7. Yogur natural
  8. Lentejas
  9. Almendras
  10. Salmón

Todos estos alimentos fortalecen el sistema inmunológico y son fáciles de incorporar en nuestro día a día. Combinados entre sí, forman una dieta para fortalecer el sistema inmune deliciosa y variada.

Así como hay alimentos que ayudan, también hay otros que debilitan el sistema inmune. El exceso de azúcares añadidos, alcohol, grasas trans y ultraprocesados puede generar inflamación y alterar el buen funcionamiento de nuestras defensas. Para mantener el sistema inmunológico fuerte, es mejor optar por comida real y reducir aquellos productos que no aportan valor nutricional. Lo que evitamos también forma parte de una alimentación saludable.

No solo la dieta influye en nuestras defensas. Dormir bien, hacer ejercicio moderado, controlar el estrés y tener contacto con la naturaleza son factores que, junto con una alimentación rica en antioxidantes naturales, potencian nuestra salud inmunológica. Alimentarnos bien forma parte de un estilo de vida saludable que debemos mantener a lo largo del año, no solo en épocas de frío o enfermedad.

Una forma sencilla de empezar es incluir frutas ricas en vitamina C en el desayuno, añadir frutos secos a tus ensaladas o meriendas, y elegir legumbres al menos dos veces por semana. Elige platos caseros, cocina con alimentos frescos y aprovecha las especias como la cúrcuma o el jengibre, que también tienen propiedades antiinflamatorias. Con pequeños cambios podemos hacer grandes mejoras para reforzar las defensas naturales.

Si sientes que te resfrías con frecuencia, estás más cansado de lo habitual o no sabes cómo empezar a mejorar tu alimentación, lo ideal es contar con el acompañamiento de un profesional. En Clínica Montaño Herrera, Andrea Díaz, Dietista-Nutricionista, trabaja de forma personalizada para ayudarte a construir una dieta que fortalezca tu sistema inmunológico y se adapte a tus necesidades y estilo de vida.

Llámanos al 744 60 56 94 o reserva tu cita en nuestra web.

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